Ser madre es algo inexplicable. Para
empezar eres responsable de otra persona aparte de ti, y mucha gente podrá decir
que cuidó a sus hermanos o primos, pero no tiene grado de comparación, que
sirve de experiencia, sí, que ya sabes cambiar pañales y preparar biberones, también,
pero de eso a sentir la responsabilidad de tener un hijo, no se acerca.
Ahora me imagino como lo viven
las personas que no han tenido la oportunidad de cuidar a ningún bebé, y de
repente tienen que hacer que una personita sobreviva. Y sí, que sobreviva,
porque los primeros meses es lo que sentía que tenía que hacer, que
sobreviviera.
La primera noche que tuvimos a Santiago fuera del hospital, mi
esposo Fernando y yo no dormimos velando su sueño, asegurándonos que aun
respirara, cada cinco minutos alguno de los dos acercaba una mano a su nariz,
para corroborar que todo estuviera bien, sin contar que comía cada dos horas y
le cambiamos el pañal después de cada comida, imagínense. No se nos pudo
ocurrir el turnarnos y lograr dormir aunque sean unas horas, error de
principiantes. Platicando con mis amigos y familiares, todos coincidimos en
esto, nadie duerme la primera noche cuidando que respire.
Sé que debido a la depresión que tenía
en ese momento, sentía que era demasiada (con la palabra demasiada me quedo
corta) responsabilidad hacerme cargo de un bebé, no me creía capaz de poder
hacer que mi hijo creciera bien. Ahora que mi depresión pasó, no creo que ya
puedo con todo y que no me preocupo por nada. Pero ahora todo cambio por una
gran preocupación, de hacer lo mejor para Santi, que sea un niño feliz y sano. No
me agobia el sentimiento de que yo no soy capaz de hacerlo, sé que puedo y
quiero hacerlo. Mis aflicciones son todo lo que no puedo controlar es decir el
mundo exterior; que las personas que lo rodean no lo dañen, que cuando no esté
no le pase nada.
Sino has sido madre o padre, por más
que cualquier persona se desgaste por explicarte como es tener un hijo, no lo entenderás
hasta que lo vivas.
Hay muchas personas que se quejan
de lo cansado que es tener un hijo pequeño, que es un trabajo de tiempo
completo, que no duermen bien, que cuando están enfermos es muy difícil, que es
mucho dinero el que se gasta en él y que ya no pueden más. Yo les puedo decir
que sí, es cierto, como también es cierto que vale la pena.
¿Cómo puede valer tanto
sacrificio? Porque lo amas. No existe amor tan grande como el que se le tiene a
un hijo, (sí que cliché) pero es la verdad. Y se los dice una madre que no
quiso a su bebé varios meses. Quieres dar todo por él, que nada le pase, que
nunca se enferme, que nunca se lastime y al mismo tiempo tener que entender que
es un ser humano como cualquier otro y es imposible controlar esas cosas. A menos
que quieras ser como la mamá del “bubble boy”.
Bueno en pocas palabras nadie está
completamente listo para tener un hijo y no quiero que se malinterprete, no
digo que no lo tengan, pero a menos que sea tu segundo, tercer o doceavo hijo. No
tienes idea de las cosas tan bonitas que te esperan.